lunes, 19 de abril de 2010

Da un paso y se aleja, intenta encontrar en esa distancia física algo que la alivie. Lo siente, una bola de fuego que sube, es (como todo en ella) exageradamente intenso, casi visceral. Psicomatiza, aprieta el vientre y estalla, se desarma y se arma casi a la vez. Se abraza las rodillas, se hace bolita y empieza a rodar.