que será ahora, de los amaneceres que no bebimos de los besos que no dibujamos de las estrellas que no aspiramos
Qué será de la sed que nos tragamos, a cuentagotas. Padeciendo hasta la médula. Enegreciendonos, adormeciendonos.
Doy vueltas en la cama intentando encontrar un nombre a aquello que existió. Ese tiempito, corto, pero tiempito, fue un haz de luz entrando por un agujero desprolijo en una persiana americana. Eso fue . Distraidamente me prendo un cigarrillo y deseo que ese cigarrillo seas vos, estar consumiéndote, convirtiéndote en humo y ceniza. Convirtiéndote en nada.