viernes, 12 de marzo de 2010

Sentía en ese momento un inmenso deseo de dejarse caer, como arrastrada por la fuerza de la gravedad. Quería caer, sin otro fin que llegar bien bajo, lo más abajo que se pueda. Caer, y ser absorvida por la nada, entregar su cuerpo a esa debilidad. Caer y dejar de luchar para mantenerse erguida. Caer, en una caída sin fin. Caer, eternamente, caer.

3 comentarios:

  1. Buenos escritos, te agrego a mis links.
    Saludos!

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  2. Me gusta hermanita .
    En verdad siempre me ha gustado como escribís , en un punto es parecido a lo que yo diría .
    te amo ! mucho.
    Y quiero más más más ! pero vos , como yo , posteas cada muerte de obispo (:

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  3. si, a mi también me gusta como escribís solcini

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